Se llama Postsecret.com, y ya tuvo más de 480 millones de visitas. Su autor, Frank Warren, recibe confesiones anónimas y las publica. Todo comenzó con un amigo se suicidó y lamentó no haber escuchado lo que tenía para decirle. En Argentina también tenemos una exitosa versión local.
En los últimos cinco años, a Frank Warren, de Arizona, Estados Unidos, le han hecho 400.000 confesiones. El hombre escucha todo, desde pavadas cotidianas hasta relatos que desnudan intimidades vergonzantes. A veces opina, a veces contesta, a veces lo deja pasar. Pero, asegura, lee y publica todo lo que le mandan.
Comenzó pidiendo postales enviadas por correo ordinario con secretos revelados. Sólo aclaraba que no pusieran nombres. Más tarde, una vez leídas cada una de las cartas, colgaba una selección con las "historias" más curiosas en un blog, Postsecret. Hoy su página, en la que no hay publicidad, ya supera las 480 millones de visitas y la aplicación para iPhone de su blog fue en los últimos meses la más descargada de todos los programas de redes sociales.
Tal es su convocatoria que esta semana participó en Madrid en el II Congreso de Mentes Brillantes "El Ser Creativo", que reúne a "la selección mundial de la neurona", entre unos cuantos "locos lindos" y varios premios Nobel. El espectro es amplio.
Su historia como "cómplice" de secretos varios arranca cuando Warren era propietario de un pequeño negocio de información médica. Un amigo se suicidó y, angustiado por sentir que no había logrado advertir el dolor de un ser querido, empezó a trabajar como voluntario en una línea 900 para personas que pensaban suicidarse, de doce a tres de la mañana.
Con los meses, pensó que hacer públicos esos secretos podría ayudar a la gente. Así, en 2005, nació Postsecret. "A veces me sigo sintiendo como en aquellas madrugadas en las que atendía las confesiones de un extraño", dice. "A todos les gustan los secretos. No importa que sean disgustos o alegrías, fantasías, miedo o esperanzas, deseos eróticos o experiencias divertidas, confesiones o humillaciones. Lo único que pido es que no hayan sido confesados nunca antes y que sean verdad, una condición que gracias al anonimato es fácil respetar", contó Warren al diario español El País.
Cada domingo, publica en su web una selección de las cartas que recibe. Las hay para todos los gustos: desde un tipo que admite que hay un caramelo en el suelo del baño de su trabajo y que tiene ganas de comérselo, aún sucio; un cristiano que confiesa que se masturba y que no se siente mal por ello; una mujer que confía que su pareja no fue a trabajar el 11-S en las Torres Gemelas y que en el fondo desea que hubiera ido; un hombre que confiesa infidelidades en el mismo baño del lugar donde celebró su boda, mientras su flamante mujer bailaba a unos pocos metros con amigas.
"Soy como el extraño del tren al que abres el corazón y cuentas tu vida sabiendo que no lo volverás a ver nunca más. Vivo así", dice.
Casado, 41 años, padre de una hija, reconoce que también tiene secretos y que ha posteado más de uno. Anónimo, claro. Pura catarsis.
La versión local
Desde 2005, el sitio Tu secreto es un éxito en la Argentina con más de 1.600.000 historias reveladas por personas de distintos perfiles y edades. Bajo el lema "No se lo cuentes a nadie, cuéntaselo a todos..." supera los 350.000 seguidores en Facebook y los 8.500 en Twitter.
Uno de los secretos más comentados fue escrito por un chico de 19 años. "Me hago el supermacho, terminator, ultraviril, pero me paso todas las noches viendo programas de cocina", compartió sin ruborizarse con la comunidad on line.