El gobierno conservador británico tiene dos obsesiones coincidentes: su fobia a la inmigración y a la convención de Derechos Humanos, que debió aceptar como parte de la Unión Europea y heredó del laborismo. En la conferencia conservadora, la ministra del Interior, Theresa May, dijo ayer que Gran Bretaña quiere abandonar ese tratado europeo. Entre otras razones, porque no le permite deportar a los inmigrantes ilegales debido a sus animales domésticos. Y puso el ejemplo de un boliviano, residente ilegal en Londres, al que la policía no dejó deportar “por causa” de Maya, su gata inglesa.
La Ministra del interior Theresa May
La ministra recibió una ovación cuando pidió que el reino abandone la convención de Derechos Humanos, por los “ridículos impedimentos” que le impone al gobierno a la hora de las deportaciones.
“Todos sabemos las historias sobre el Acta de Derechos Humanos. El inmigrante ilegal que no puede ser deportado porque, y no lo estoy inventando, tiene un gato como animal doméstico”, dijo May. Según contó, el hombre tuvo éxito en su apelación al argumentar el derecho a una vida familiar en el país, que le otorga el Acta.
Minutos después, el pro europeo secretario de Justicia y “peso pesado” del Partido Conservador, Ken Clarke, desmintió a la ministra públicamente en la conferencia partidaria y la acusó de no estar contando exactamente la verdad del caso. Con sentido del humor y la experiencia de muchos años de gobierno con Margaret Thatcher y John Major, este histórico Tory dijo: “Yo no creo que jamás se haya rechazado una deportación sobre la base de ser propietario de un gato”. Y presentó una apasionada defensa del Acta de Derechos Humanos adoptada por toda la UE.
La gata Maya fue el hazmerreír de la prensa en la conferencia conservadora. Los periodistas tienen simpatía por Clarke y no por “Cruella”, como llaman maliciosamente a la ministra del Interior, en homenaje al malvado personaje de Walt Disney. Pero la gata Maya puede ser el detonador para una intempestiva renuncia de Clarke, demasiado liberal y pro europeo para este gabinete. El premier David Cameron apoyó a la ministra May y pidió una nueva legislación de derechos humanos que entierre la europea, algo que rechazan sus socios liberales demócratas.
Los ministerios de Justicia y de Interior se ocupan de la ley y el orden, y sus líderes no tienen la menor coincidencia. May es euroescéptica y lo más lejano a un liberal. Clarke es un abogado que defiende la independencia de la justicia y los derechos de los presos.
El dueño de la gata llegó a Gran Bretaña como estudiante en 2002 y le dieron visa por dos años. En 2007 fue arrestado por robar en un negocio. Fue liberado días después. En 2008 apeló la decisión de revocarle el derecho de estar en el país, argumentando que tenía pareja en Londres. El gato se mencionó como muestra de la estable relación. Ronald Toal, el abogado que lo defendió, dijo que “como parte de la evidencia y para darle color y substancia a la relación”, se argumentó que la pareja había comprado un gato y vivía con él. Eso tuvo en cuenta el juez que dictó la sentencia. Una persona no suele ser deportada si demuestra tener una relación sólida, genuina y duradera en Gran Bretaña.
FUENTE: Diario Clarín
http://www.clarin.com/mundo/europa/inmigrante-desata-debate-gobierno-britanico_0_567543329.html
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